sábado, 24 de enero de 2015

ADN


El ADN guarda el manual de las hechuras. Forma, tamaño, color, todo lo lleva registrado. Su escritura es genuina, y las moléculas G (guanina), A (adenina), T (timina), y C (citosina) son sus caracteres. Es una lengua antigua y extraña, que nada tiene que ver con la nuestra... ¿O tal vez sí? Hoy esas moléculas pueden sintetizarse y ordenarse a voluntad, y en sus combinaciones representar mensajes. Podemos, parece increíble, escribir nuestros libros en el ADN. ¿Cómo? El lenguaje convencional se traduce al genético con ordenadores, empleando su lengua binaria de unos y ceros. ¿Un ejemplo? Toma la letra M. Esta letra se vierte al código binario como 01001101. Si determinamos que el 1 se dice con las letras G o T, y el 0 con la A o la C, entonces es posible nombrar la M ordenando las moléculas así: AGCCTTAT.

 

El ADN es un dispositivo excepcional de almacenamiento de información. Superior, con mucho, a cualquiera de los medios que empleamos hoy. Permite copiar fácilmente los datos, resiste en condiciones ambientales adversas, y puede ser leído después de miles y miles de años. Y su capacidad de registro es enorme: en cuatro gramos de ADN cabe toda la información digital que la humanidad produce en un año. Desde 2012, cuando se codificó en este soporte un libro por primera vez, la tecnología ha mejorado y el precio de su uso disminuido. Aunque la técnica aún debe ganar en precisión y rapidez, y las memorias de ADN hacerse asequibles, el día en que escribamos en código genético no queda lejos.

De hecho, podemos ir entrenando. Te dejo la frase de una famosa película

aGcTcTaacTGccGaTcTGaGTGaaTTccTaTaTGaTTcTaGTcTGTGaGGGaaTTaaGcaaacaTTGaTaTaGGaGTTcccGacaaaaTaGcGaacTGGGccTcGGTcaTcaTTccaaGcTGcTGGccGTcGTTccTGcTTGGaTTGaaTTaTTacaaTaTGTcGcGcGTGaaTcaTGTaTcGcGGGacTGacTcTTTa

que puedes traducir aquí: http://dulbrich.is2.byuh.edu/dna2text/